Cuando la vida te plantea retos hay que saber afrontarlos.
Este comienzo de temporada de bodas 2020 no ha podido ser más diferente e inusual.
Pedro y Cynthia tenían un sueño, querían celebrar su amor junto a sus seres queridos y con toda la ilusión del mundo escogieron el 14 de Marzo, sin poder llegar a imaginar que ese día quedaría marcado en el calendario de la historia de España por ser el día en que se decretase el estado de alarma
por Coronavirus.
Un sinfín de información que iba y venía, mil llamadas y una gran incertidumbre. Hasta el viernes a última hora no teníamos muy claro si la boda se celebraría o no, estábamos todos con el corazón en un puño. Pero era su día, la ilusión, el amor y la magia estaban listas para ver el “Sí quiero” de esta preciosa pareja.
La situación no era sencilla, estábamos en alerta sanitaria por el dichoso Covid-19, ya decretado pandemia. Muchos de los invitados viajaban desde Sevilla y Madrid, y por razones que todos conocemos les iba a ser imposible asistir al enlace. Sin embargo otra parte importante de los invitados se había desplazado desde Méjico una semana antes del evento para poder acompañar a Pedro y Cynthia en el que debía ser el día más alegre de sus vidas.
Y este es el principal motivo por el que todos los implicados en esta boda quisimos aportar lo mejor de nosotros para que tuviera lugar la celebración, no sin previamente tomar todas las medidas de protección necesarias.
Quiero destacar a todos los que se han implicado, desde el Hotel Ayre, donde se alojaban los familiares de Cynthia y se llevaron a cabo los preparativos, pasando por la Iglesia de San Lorenzo que permitió realizar la ceremonia religiosa tomando las medidas de seguridad de distancia entre invitados, y terminando con la profesionalidad de todos los empleados que aquel día hicieron posible la celebración en el salón de bodas y celebraciones Los Jardines del Naranjo.
Sin dejarme atrás a mis dos compañeros tanto de fotografía- Miguel , como de vídeo- Ángel, que no escatimamos en llevar a raja tabla todas las medidas de prevención, incorporando un EPI básico a nuestro uniforme de trabajo, mascarillas y guantes fueron nuestros aliados en esta boda, no sólo para evitar contagiarnos, sino para prevenir contagios en caso de portar nosotros el virus.
Nos quedamos con la felicidad de Pedro y Cynthia, que pudieron cumplir su sueño y sellar su amor rodeados de sus familiares, si bien en unas circunstancias diferentes, pero ¿qué no logra superar el amor?
Sin duda una boda diferente, más difícil por las circunstancias, pero un capítulo más que sumamos a nuestras vidas.
Tiempos de cambio que nos muestran la excepcionalidad de las personas.
¿No habrías sacado tú lo mejor de ti mismo?
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